Las miradas del enoturismo

¿Cómo son los enoturistas? ¡Mira que la pregunta nos la habremos hecho veces! Sin embargo a partir de mi intervención en VIVID Enoconference, evento organizado recientemente en el Empordà gracias al buen hacer de Laura Masramón, me pareció que la respuesta ante tal cuestión no era tan conocida como yo creía. Así que si os parece, podemos compartir desde este espacio, algunas reflexiones sobre las miradas de los enoturistas…

LOS EPICÚREOS, a los que podemos llamar también Hedonistas, son los amantes de las SENSACIONES. No les interesa especialmente el mundo del vino y llegan al territorio buscando vivir emociones. Les apasiona la gastronomía por la sorpresa de los sabores o las texturas; esperan catas sensoriales, que no técnicas, o talleres donde vivir experiencias de cocina o armonías. Entran en bares de vinos, abiertos a probar copas diferentes con tapas en maridaje. De la hotelería esperan igualmente la emoción cálida de una ventana abierta al viñedo que el descubrimiento del SPA y su cosmética de los hollejos. El vino y su mundo es la excusa perfecta para la exaltación de los sentidos. Prefieren SENTIR que conocer.

LOS CLÁSICOS son los turistas que arriban al territorio deseosos de descubrir su PATRIMONIO CULTURAL. Llegan al vino a través de la arquitectura de la bodegas, de los museos de vino, de la historia sustentada por siglos de viticultores o de monasterios elaboradores de vinos y destilados. Se suman con gusto a jornadas de cocina histórica, a festivales que recrean épocas pasadas y buscan hotelería que le ofrezca el privilegio de disfrutar de viejas construcciones y antiguas dependencias, sin que para ellos sean claves las experiencias sensoriales, los talleres u otras actividades lúdicas. Lo realmente importante es CONOCER.

LOS EXPLORADORES, al contrario que los grupos anteriores, llegan al territorio con la motivación del vino y su cultura. Su acercamiento al vino no es sin embargo pedagógico o técnico. Buscan las EMOCIONES, la alquimia del vino, todo aquello que se esconde tras la botella y que no aparece a simple vista. Son viajeros de pequeñas bodegas donde encontrar la sabiduría ancestral del hombre de campo. Viajan para salir con el viticultor y su caballo a arar el viñedo; se obsesionan con viejas y humildes variedades que marcaron el pasado de vinos perdidos. No les interesan especialmente los mejores vinos, pero siempre los auténticos, aquéllos que hablan de tierra, de personas, de lucha, de vida… El vino es MAGIA, VIDA…

LOS EXPERTOS llegan al territorio por sus vinos. Buscan pedagogía, técnica… y contemplan el vino desde un ACERCAMIENTO RACIONAL, en que el vino es CIENCIA. En este grupos se integran los profesionales del vino o la restauración, compradores de vinos, periodistas, grandes aficionados etc.

Viajeros diferentes con expectativas y miradas muy distintas que deben ayudarnos a la reflexión cuando se trate de elaborar productos enoturísticos. Todos ellos sin embargo, unidos por elementos comunes. Da igual que ofrezcamos una cata de vinos con chocolate o en maridaje de música; que diseñemos una visita turística a un espacio de vino; que abramos nuestra pequeña bodega a la visita de exploradores, o que recibamos a un grupo de periodistas suizos… el enoturismo debe hacernos vivir siempre una experiencia inolvidable y debe atarnos con lazos invisibles al territorio, a sus gentes, a sus productos, a su historia, a su lengua, a su pasado, a su futuro…