
Entrevista a Dina Garzón Pacheco, coordinadora de la Red Ecofeminista en el marco de La Uni Climática que impulsa Climática y que empieza el próximo 13 de julio.
_
¿Qué tal? ¿Cómo estás? ¿Cómo te han afectado estos meses de incertidumbre y de encierro?
Tengo que decirte que gracias a que nadie cercano ha sufrido los efectos del virus de manera irreversible, lo he vivido todo con calma. Está siendo un gran experimento del que esperemos hayamos aprendido lo que es importante y lo que no lo es.
¿Crees que todo lo que hemos vivido mejorará de algún modo la sociedad?
Pienso que tras la burbuja neofascista va a surgir un despertar verde por todo el planeta. Lo que ocurra en las elecciones en USA será determinante. Si hay un despertar de la conciencia ecológica, indudablemente será un gran avance para nuestra sociedad humana.
La fragilidad de nuestras vidas, de nuestras relaciones, de nuestros trabajos… ¿Cómo crees que marcarán los próximos años a nivel social y económico?
Creo que lo público se ha visto reforzado frente a la invención neoliberal de que “todo lo privado funciona mejor” que ha llegado a calar incluso en la socialdemocracia europea. Las políticas de choque auténticamente verdes frente a la crisis ecosocial, junto a las políticas feministas, vertebrarán las alianzas futuras. Quienes sigan con políticas negacionistas de la realidad serán expulsados del tablero de juego. Las ecofeministas hemos ido a la vanguardia de esta nueva manera de situarse en el mundo. Hemos sido las pioneras. Ahora toca que todos los movimientos sociales vayamos de la mano.
Agroecología, feminismo, cambio climático y ¡mucho más!
Agroecología.
¿En qué debe consistir?
En una agricultura en armonía con la naturaleza. No hay que inventar nada, hay muchísimas compañeras, como Itziar Aguirre de la Universidad de Sevilla, que llevan años trabajando por la agricultura ecológica y la soberanía alimentaria. Históricamente, el ecofeminismo tiene como una de sus grandes reivindicaciones la de acabar con los agrotóxicos que todo lo contaminan. Sabemos que si las ingentes cantidades de dinero que se destinan a la política agraria común en la UE tuviesen en cuenta la salud de las personas y de los ecosistemas, estaríamos hablando de un avance substancial y en la dirección correcta para afrontar la crisis ecosocial actual.
¿Qué es la Red Ecofeminista?
Es una asociación que fundamos varias compañeras, hace ya 10 años, con los objetivos, por un lado, de crear un espacio de sororidad ecofeminista donde pudiésemos intercambiar saberes y crear discurso, y por otro lado, difundir el ecofeminismo crítico que Alicia Puleo desarrolló ampliamente en su libro del 2011, Ecofeminismo para otro mundo posible publicado por la editorial Cátedra y en el más reciente Claves Ecofeministas, en Plaza y Valdés.
¿Cómo valoras el discurso de la agroecología que se ha hecho hasta ahora?
No seré yo la que ponga en entredicho a las compañeras que
trabajan teniendo enfrente a los grandes intereses económicos que mueven la
industria agroalimentaria. Ya he comentado antes la necesidad de buscar
alianzas mirando lo que nos une y no lo que nos separa como ha desarrollado ampliamente
Alicia Puleo en su propuesta de “pactos de ayuda mutua”. No obstante, desde una
mirada ecofeminista sí podría echar de menos una propuesta más feminista y
donde los animales no humanos tuviesen más protagonismo.
¿Por qué no es hegemónico?
Pienso que ningún movimiento dentro del ecologismo lo es o lo ha sido. Es nuestra tarea cambiar esto entre todas. El neoliberalismo que ha impregnado todo en las últimas décadas no ha ayudado precisamente.
¿Cómo crees que afectan los costes y el precio final de estos productos a las decisiones de compra y de consumo de la población?
No considero que sea una cuestión que dependa de las consumidoras. Cada vez somos más quienes consumimos local y ecológico, pero mientras se permita contaminar, y las subvenciones y la fiscalidad no premien a la producción sostenible, no habrá cambios en el mercado. Son necesarias decisiones desde arriba. Es tiempo de políticas públicas valientes para afrontar el gran reto de la crisis ecológica.
¿Cómo cortamos con el sistema agroalimentario hegemónico? ¿Cómo lo combatimos?
Por supuesto que tenemos que apoyar como consumidoras a las cooperativas locales de consumo ecológico y a la economía social y solidaria. Eso es algo importantísimo. También lo es el reforzar el entramado asociativo, pero lo que es realmente prioritario, ahora que cada vez tenemos menos tiempo, es votar a quienes pongan encima de la mesa propuestas transformadoras feministas y ecologistas. Hay que derrotar al negacionismo de la crisis ecológica y de la violencia machista. Y la sociedad civil tiene que mantenerse siempre alerta para que se cumplan los programas transformadores. Hay que exigir una agricultura en paz con la naturaleza y los animales como nuestra única alternativa de futuro.
Y lo más importante: ¿Cómo organizamos la alternativa?
Creo que los humanos somos buenos organizándonos si no estamos ocupados con destruir cosas, seres vivos o ecosistemas. El ecofeminismo hace una crítica a los patrones actuales de lo que supuestamente nos hace felices como el consumismo desaforado, y pone el foco en conseguir la felicidad mediante otras actividades como pasear con tu perro en un parque bonito o disfrutar de la amistad. Tendremos que dar un discurso realista y valiente, aceptando las renuncias que tendremos que asumir en el futuro, pero teniendo los ojos bien abiertos a las posibilidades que se nos abren. Hay que hacer entender a la sociedad que este sistema agrícola depredador no es compatible con la vida. La alternativa vendrá por sí sola.
¿No crees que a veces el discurso sobre este tema puede tener tintes elitistas, aunque no nos demos cuenta? Te lo digo porque para familias con pocos recursos es más fácil y más barato ir al Mercadona que ir al mercado o a tiendas de proximidad, que ponen en valor el producto local y los pequeños productores. Desde la agroecología, la izquierda, etc. ¿Cómo lo hacemos para acercarnos a este sector mayoritario de la sociedad que no llega a fin de mes y no puede destinar el dinero a según qué productos (ecológicos, de proximidad…)?
Estoy totalmente de acuerdo y por eso digo que, si bien tenemos que empujar desde abajo, las propuestas tienen que venir desde arriba para que se beneficien todas y todos. Un ejemplo sería la antigua y simple reivindicación ecologista de que en los comedores escolares de los centros de enseñanza públicos se sirva comida ecológica de proximidad. Esto sería ampliable a todo el sector público, universidades, centros de investigación, residencias de estudiantes, cantinas para funcionarios… Sería un claro beneficio para la economía local y para la salud de la población en general. Parece que no se avanza y los ejemplos de buenas prácticas en este sentido son aislados, mientras que a principios de la tercera década del siglo XXI se reparten pizzas y comida basura plastificada a los niños más desfavorecidos. Simplemente necesitaríamos voluntad política para implantar normas que favorecieran al conjunto de la sociedad. Necesitamos cambios inteligentes frente a la inercia de las políticas destructoras de la vida que tenemos que desterrar entre todas. No podemos caer en la trampa neoliberal de la libre elección (aquí me traigo a la filósofa feminista Ana de Miguel al ecologismo) y pensar que alguien que no llega a final de mes, compra paquetes de salchichas de 20 a un euro porque le encantan. La solución es comida ecológica para todas, y para eso hay que reformar la PAC de arriba a abajo y para eso necesitamos votar ecologista.

Cambio Climático.
¿Hay solución? ¿Estamos a tiempo?
Claro que hay solución y estamos a tiempo, la pregunta es si vamos a saber organizarnos para no colapsar como sociedad global.
¿Eres partidaria de medidas drásticas ya o de propuestas más soft para ir concienciando a la población?
Soy partidaria de medidas drásticas porque la situación es límite. Las medidas drásticas no son incompatibles con la concienciación. De hecho, es importantísimo que los mensajes a la población en general no sean paternalistas y la comunidad científica, la clase política y la sociedad vayan de la mano.
¿Dónde ponemos el foco en los ciudadanos o en las empresas, los gobernantes o los mercados?
No creo que estemos en situación de elegir. Ningún sector puede quedar libre de responsabilidad, debe ser una tarea colectiva.
¿Por qué no son más valientes les administraciones y los gobiernos supuestamente de izquierdas?
Creo que es una mezcla de varios factores. Por un lado, es simple desconocimiento, y por otro lado es la falsa creencia de que pagarán en las urnas el hecho de acometer políticas a largo plazo cuyos réditos no sean evaluables en 4 años. También es cierto que hay un mantra que se ha extendido que es el “prohibido prohibir” que tampoco ayuda a tomar las decisiones en el camino correcto. Esperemos que la crisis del Covid19 se constituya como un punto de inflexión y a partir de ahora no se tenga tanto miedo a implementar políticas valientes de interés general.
¿Cómo nos organizamos para atacar de raíz el cambio climático?
Necesitamos políticas decrecentistas globales, no una batería de medidas aisladas que es lo máximo a lo que parece que aspiran los gobiernos actualmente.
¿Las cooperativas energéticas o de consumo son la solución?
Son una parte importante de la solución, como lo serán las comunidades energéticas y las futuras propuestas feministas, participativas y democráticas que provengan de la economía social y solidaria.
Feminismo
¿Cómo podemos estar como estamos?
Pues estamos (en España) mucho mejor de lo que estábamos. Las reacciones a los avances son siempre poderosas. Pero no hay vuelta atrás. Se ha conseguido la mayoría social en muchas reivindicaciones feministas, aunque quedan otras por solventar, como la pornificación de la sociedad y la prostitución.
¿Que nos pasa a los hombres?
Debe ser que os cuesta renunciar a vuestros privilegios, o al menos eso me han contado.
El machismo y el patriarcado es sistémico y lleva siglos dominando. ¿Cómo lo superamos?
Las feministas llevamos varios siglos con nuestra agenda y estamos en ello. Alicia Puleo sostiene que el capitalismo es un avatar del patriarcado. El patriarcado va mutando de un estado a otro, pero nunca desaparece, como bien dices. Las ecofeministas vieron desde el principio un origen común en la dominación de los varones sobre las mujeres y la dominación de los humanos por la naturaleza. Acabemos con todas las dominaciones como propone el ecofeminismo y el patriarcado caerá sin lugar a duda, y el machismo con él.
¿Eres optimista con la lucha feminista y los resultados que se pueden conseguir los próximos años?
Sí, muy optimista. El movimiento feminista ya es un movimiento global a nivel planetario y es imparable. Es un movimiento pacífico y diverso, algo increíble si miramos para atrás en la historia. Seguramente que lo que consigamos como movimiento feminista va a estar muy unido a la crisis ecosocial. Las mujeres sabemos que no vamos a salir bien paradas si no conseguimos parar lo que nos viene.
Sociedad
Racismo, fascismo, recortes de derechos, democracia de baja calidad.
¿Cómo luchamos contra todo esto?
No podemos luchar con sus armas. Espero que el auge del neofascismo esté llegando a su fin y consigamos en breve una mayoría social para ese otro mundo posible con el que las ecofeministas soñamos. Desde luego, sólo tendremos éxito si l@s buen@s somos capaces de unirnos en la búsqueda de la ecojusticia.
¿Se ha acabado el tiempo de ir a la contra y hay que pasar a la construcción de un nuevo modelo palpable y realizable? En este caso: ¿Cómo lo hacemos, cómo nos unimos para forjar la alternativa?
Sí, está claro que eso es lo que se intuye y lo que nos pide el cuerpo. Pienso que va a ser vital la incorporación de mujeres y hombres con liderazgos diferentes que tengan altas capacidades para cooperar frente a los modelos competitivos de machos alfa. Por otro lado, urge que seamos más las que pedimos una alternativa a lo que tenemos y que nos está llevando al abismo. Las ecofeministas estamos concienciadas en trabajar en esta línea.
La vida en el centro sí, pero ¿cómo lo hacemos cuando nos machacan por todos lados? ¿Cómo superamos el mercado desbocado, las hipotecas, los trabajos precarios, los despidos, etc.?
Desde luego que las vidas que queremos las ecofeministas son vidas dignas de ser vividas, como nos explica Alicia Puleo. Acabar con la precariedad debe ser absolutamente prioritario. Yo, personalmente, apostaría por una renta básica ecofeminista que, junto a una reforma fiscal justa, constituiría una inmensa aportación en esa dirección y permitiría disminuir la jornada laboral con todos los beneficios que esto conlleva.
¿Crees que es posible una nueva sociedad consciente y activa? ¿Una sociedad comprometida y coherente?
Claro que lo creo, e invierto tiempo y energías en conseguirlo. No veo ninguna solución a la crisis en la que nos encontramos que no pase por ahí. Si no lo conseguimos, no será porque las ecofeministas no lo hemos intentado.
Muchas gracias, Dina!
______________
Contingut publicat en cooperació amb La Climática de La Marea
